I
Calle perdida
De aceras olvidadas
Roto mensaje
Corre rápido el agua
Drena pobres historias
II
Muerdo con fuerza
Resistentes cadenas
Pare la mente
Esperpéntico canto
Que enmudece espantado
III
Sueña la extraña
Suave momento cúlmine
Sube entre polvo
Sobre un dragón de piedra
Sacro vuelo dorado
IV
Toma la mano
De aquel que hambriento mira
Mira con fuerza
Su piel hecha de salmos
Gruesa corteza de álamos
V
Serpenteaban
Pensamientos difusos
Correteaban
Por los senderos blancos
De campos de lavanda
VI
Hábiles tigres
Sutiles bellos árboles
Trepan tranquilos
En silencio bostezan
Y libertad aspiran
VII
Trémulo ocaso
De agitada caída
Vuelo encarnado
De infinitas salidas
Que provocan sosiego
VIII
Ciudad putita
Muestra senos impúdicos
Llora miseria
Ríe de su desnudez
Muere por sinceridad
sábado, 27 de noviembre de 2010
jueves, 18 de noviembre de 2010
Esdrújulo

Comienza el estado neurótico
Que danza de forma arrítmica
En espacio de trasfondo negrísimo
Comienza entonces la búsqueda
De anhelados tiempos pretéritos
Que escriben de forma minúscula
Ayeres de reminiscencias jónicas
Se hunde de forma catártica
El recuerdo de letras germánicas
Que fluye como diamantes varíscicos
Sobre objetos de superficies cárnicas
Se pierde irreverentemente la retórica
Aflora en el alma lo tísico
Se pierde el espíritu en tránsito
Que lamenta de forma jasídica
Sangra el pensamiento eufórico
Y anula del todo su ánima
Arrodilla sus huesos raquíticos
Sobre densos líquidos graníticos
Arranca el grito sinfónico
Que desespera con notas atónitas
Recorre el grito nitrógeno
Que espera encontrar una sílfide
En medio de llamas volcánicas
Se consume el delirio plutónico
Y arde en delirio magnánimo
El ciego baile melodramático
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Desaciertos
Cielo invertido
Sin claro objetivo visible
Por defecto.
Sin grandes ambiciones estéticas
De lado.
Con sombría esperanza tardía
De algo.
Con inmensas ganas lejanas
Por horizontes cercanos.
Sin visible camino
De transeúntes ausentes.
Desde oscuros reinos mudos,
Entre gritos sordos
De soledades mustias.
Desde sueños livianos
Entre sábanas blancas
De extraños Uranos.
Por defecto.
Sin grandes ambiciones estéticas
De lado.
Con sombría esperanza tardía
De algo.
Con inmensas ganas lejanas
Por horizontes cercanos.
Sin visible camino
De transeúntes ausentes.
Desde oscuros reinos mudos,
Entre gritos sordos
De soledades mustias.
Desde sueños livianos
Entre sábanas blancas
De extraños Uranos.
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Breves
jueves, 4 de noviembre de 2010
Sabe
Sabe el ave que entierra el vuelo
Sabe el vuelo que el agua es hombre
Sabe el hombre que vuela en tierra
Sabe la tierra que entierra el nombre
Sabe el nombre que por él se entierra
Sabe el destierro que se olvida el nombre
Sabe el hombre que el destierro quema
Sabe el fuego que el hombre es aire
Sabe el aire que esparce el nombre
Sabe el nombre que el hombre es tierra
Sabe la tierra que se comerá al hombre
Sabe el vuelo que el agua es hombre
Sabe el hombre que vuela en tierra
Sabe la tierra que entierra el nombre
Sabe el nombre que por él se entierra
Sabe el destierro que se olvida el nombre
Sabe el hombre que el destierro quema
Sabe el fuego que el hombre es aire
Sabe el aire que esparce el nombre
Sabe el nombre que el hombre es tierra
Sabe la tierra que se comerá al hombre
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Breves
Clave (Conversación de dos orates acalorados)
- ¡Deberíamos tener la rebeldía suficiente para identificar la frecuencia en la que las flores aparecen y escucharlas en cada escena de la vida! El arte de avanzar a fuerza de versos e ideas imprimirán molinos blasones. Las llaves para ascender son imaginación y capricho y, ¡llevan a un pedestal demasiado alto! ¡La suntuosidad del ritual es prueba y expresión de humanidad!
- ¿Te has dado cuenta de que el arte de escuchar es una escena cada vez menos frecuente en esta vida? No es mi imaginación: caprichosamente avanzo hacia los suntuosos molinos sordos, pero es una prueba demasiado dura; ellos no han de oír. Cómo puedo pensar esto, te preguntarás. Es sencillo: la humanidad ha subido a un rebelde pedestal la sordera. ¿Por qué? ¡Porque todos creen tener las llaves de la expresión! Todo se vuelve un frenesí de ideas que no es más que un absurdo ritual blasón. ¡Todos creen ascender! ¡Ya nadie sabe escuchar a las flores u oler a los versos!
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Desaciertos
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